DEL TIEMPO Y DE OTRAS COSAS...


A un tocayo del Santo y obispo de Hipona le oí decir más de una vez, "¿Qué será eso del tiempo que no para?" Pude entender en aquellas palabras de torpe expresión la dificultad que supone dicha cuestión y que el mismo San Agustín expresaba de otro modo: "¿Qué es, pues el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; si quiero explicarlo a quien me lo pide, no lo sé". Por otro lado, aparece de manera implícita la relación que el tiempo siempre tuvo con el movimiento o, ¿quizás esa relación existe para vislumbrar algo de su naturaleza?
Aristóteles no distingue tiempo y movimiento. Pero hay dos tipos de movimientos naturales con sus dos mundos correspondientes. Hay un movimiento rectilíneo y un movimiento circular. Uno es el de los seres que nacen y mueren y otro el de los seres eternos. ¿Podemos decir que hay dos tipos de movimiento en relación al tiempo? En el movimiento de los seres que nacen y mueren tiene sentido hablar de tiempo, pero en los seres del mundo supralunar o de lo eterno, ¿qué sentido tiene hablar de tiempo eterno?
No hay que olvidar que esta separación de dos mundos "sensibles", materiales, en el sentido de que están formados por elementos, en cuanto a su característica temporal y eterna, nos recuerdan a los dos mundos platónicos. Eso sí, el mundo supralunar aunque no sea ideal, pues es material y sensible, está formado por un elemento cristalino y sin peso, el éter. Por tanto, solo las naturalezas del mundo infralunar sufren de los rigores de la finitud del tiempo, y aquel tocayo lo hacía saber diciendo "Nos creemos que no, pero es que sí."
Antes que Platón y Aristóteles, antes que San Agustín, Zenón de Élea, fiel discípulo de las enseñanzas de Parménides, se empeñó en intentar mostrarnos que la verdadera naturaleza del ser, de la naturaleza, del universo, es la de la eternidad, que el movimiento no existe, que es apariencia, y aquí reside esa eternidad anunciada. En contra de los pitagóricos presentó unas paradojas del movimiento que hicieron famoso su nombre. Y es que si entendemos que espacio y tiempo son infinitamente divisibles, los espacios y los tiempos recorridos o que pasan no acaban de parar.
Entonces, ¿qué es el tiempo?
¿Y para el empirismo anglosajón y el criticismo kantiano? El tiempo no es otra cosa que algo mental, la gravedad entre las ideas en el caso de Hume, y un concepto del entendimiento en el de Kant. Ni siquiera pertenece a la realidad. El tiempo es un apriori que nos hace organizar la diversidad de sensaciones que recibimos del mundo. El tiempo es algo subjetivo.
¿El tiempo es algo que tiene que ver con el movimiento o es algo que tiene que ver con el transcurso de las vivencias en nuestra mente?
¿Cómo no va a ser nuestro tiempo algo relativo? Siempre fue entendido desde la relatividad.
Nunca fuimos dioses que pudieran entender si algo se está moviendo desde un punto de vista “absoluto”, como el dios de Newton. Los seres humanos estamos en un espacio y tiempo concretos. Nuestra mirada es relativa, y Newton lo sabía. Albert Einstein parte del supuesto de un espacio-tiempo relativo. No hay espacio sin tiempo ni tiempo sin espacio. Así Stephen Hawking en Historia del tiempo habla de cono de pasado y cono de futuro relativos a un espacio y tiempo concreto.
Lo que pasa en cualquier momento solo puede estar condicionado por una serie de hechos ocurridos en un espacio-tiempo y solo podrá influir en un cono de espacio-tiempo futuro. No es que seamos irrelevantes en el universo, también somos irrelevantes de manera absoluta en el tiempo.
“¿Qué será eso del tiempo que no para?” No somos nada dentro de él. “Creemos que sí, pero es que no”. No somos nada fuera de él.

Comentarios

Entradas populares de este blog

1. EL PUNCTUM Y LA FILOSOFÍA

DEL AMOR Y LA GRAVEDAD RELATIVA (O DE LAS ATADURAS RELATIVAS DEL UNIVERSO)

LA EXPANSIÓN DEL UNIVERSO Y LA BELLEZA