SOLO VEO TRISTES (O AMARGADOS)

Veo demasiados amargados o tristes a mi alrededor. ¿Son los tiempos que nos han tocado?, ¿es por encontrarnos en una sociedad de la opulencia? Se dice que el porcentaje de obesidad de las sociedades va emparejado con la potencialidad económica de un país. ¿Vivimos en un tiempo de obesidad anímica?, ¿vivimos en un abotargamiento de la espiritualidad alegre?

Baruj Spinoza nos habla de que la motivación de los actos de los hombres son los afectos, y los más relevantes y fundamentales son la alegría, la tristeza y el connatus. La alegría se entiende como conservación en el ser y como crecimiento en la potencialidad del obrar. La tristeza  nos llevaría a lo contrario.

Nuestras sociedades generan espíritus tristes. ¿Es la nihilidad producida por la superabundancia? ¿Es la crisis de la cultura occidental o es la crisis de la sociedad del bienestar? No hay alegría, no hay una sociedad del bien ser. No hay vida, no hay connatus, no hay deseo,... solo adormecimiento, anestesia de nuestra capacidad sensitiva, de nuestra vitalidad. No hay elevación de espíritus alegres. Sí borracheras hedonísticas inmediatas. Pero toda anestesia, todo narcótico, nos hacen dependientes, nos esclavizan.

Sexo, alcohol, fiestas, antidepresivos, ansiolíticos,... hacen de nuestra vida una losa de soportabilidad insoportable, una soporífera vida de tristeza que nos impide crecer por ese fino insensible  y resistente cascarón que hemos colocado entre lo que somos y los diferentes instantes de la vida.

Schopenhauer lo explica diciendo que no soportamos nuestra vida gobernada por la ciega Voluntad y Nietzsche que hemos separado la voluntad de poder de la vida.

Solo desde la alegría, solo dominando las pasiones gracias a que las aceptamos porque las conocemos y en ellas nos conocemos, somos capaces de querer vivir situaciones diferentes que nos hagan más fuertes.

Quien no acepte un afecto,

se verá arrastrado por él.

(Como diría el estoico Séneca)

Quien vive un afecto y no lo comunica,

tendrá una alegría interior.

Quien comunica un afecto,

será visto como alguien en crecimiento.

Quien está en crecimiento,

influirá en el espacio contiguo.

Quien se encuentre en ese espacio contiguo,

podrá participar de ese desarrollo.

Quien participe de ese desarrollo,

crecerá como persona.