VIVIMOS EN UN MUNDO DE FICCIONES...


Yuval Noah Harari pretende contestar a una pregunta en su libro Sapiens: de humanos a dioses, a saber, ¿cómo hemos llegado como especie a controlar la tierra?, ¿qué ha hecho del homo sapiens una especie que ha triunfado evolutivamente?, ¿qué ha hecho que esta especie haya colocado a muchas especies en la extinción desde su aparición? Harari mantiene que el homo sapiens triunfó evolutivamente porque se mueve en una realidad dual no como el resto de las especies que lo hacen en una realidad que es objetiva para ellos. El hombre esta una realidad doble o en dos realidades, una la realidad objetiva y otra que es una realidad imaginada una realidad de ficciones. Esta realidad de ficciones la ha posibilitado la capacidad cultural humana. La capacidad cultural se concreta en contenidos culturales que se forman en las mentes de los hombres y que se plasman o concretan en objetos culturales cargados de contenido simbólico. Muchos contenidos culturales cobrarán realidad material u objetiva, pero estos irán también con contenido simbólico, imaginativo o ficcionado. Entre ejemplos de ficciones pone a los dioses, al dinero, las naciones, las banderas, las multinacionales,...
Hubo un momento, en la evolución de las especies de homínidos que trajo la aparición de una especie nueva, el homo sapiens. Éste se caracterizó por ser un animal que era capaz de cooperar en grupos más numerosos de manera flexible mejor que ninguna otra especie. Esto más la capacidad de aprender y transmitir conocimientos, es decir, la capacidad de tener cultura, hizo que fuera capaz de generar ficciones que se transmitían y que posibilitaban la cooperación entre individuos de manera muy numerosa, sin necesidad de tener que conocerse todos los miembros de todo el grupo. Hay especies animales que cooperan en grupos muy numerosos (por ejemplo los insectos sociales), pero no lo hacen de manera flexible, es decir, todos los individuos tienen la misma conducta. También las hay que colaboran de manera flexible, por ejemplo ciertos mamíferos (lobos, delfines, chimpancés,...), pero no lo hacen en grupos muy numerosos, pues la colaboración requiere del reconocimiento de los individuos con los que se colaborar. En el caso del homo sapiens no será necesario el conocimiento y el reconocimientos de todos los individuos que colaboran, y esto será gracias a los productos ficticios de nuestra capacidad cultural. Lo cultural nos separa de lo material, de lo natural, de lo objetivo. Lo cultural, desde esa separación, solo necesita de generar una comunidad entre las mentes para que tengamos una realidad común que sirva de motivación para colaborar.
Podemos comparar esta intuición de Harari con la distinción que establecía Aristóteles en el hombre diciendo que tenía dos naturalezas. El ser humano tiene en acto una naturaleza que contiene en potencia su segunda naturaleza. El hombre tiene que realizarse en esta segunda naturaleza desarrollando las virtudes de su moralidad. El hombre deberá realizarse cultivando las virtudes éticas y las virtudes dianoéticas. Las primeras fomentan la sociabilidad necesaria para que el hombre pueda lograr su telos con el ejercicio de las virtudes dianoéticas o racionales. En palabras de Harari, el hombre, desde su naturaleza material u objetiva, necesita de las ficciones para poder colaborar con sus congéneres y así poder desarrollarse como individuo. Si el hombre no tuviera ficciones, sería una bestia o un Dios.
Por otro lado, alguien con formación filosófica, no puede dejar de acordarse de la ontología de los tres mundos que Karl R. Popper establece en El universo abierto. En dicha obra nos habla de que el hombre habita en una realidad abierta en la que hay tres mundos, el de la realidad material, el de la realidad mental y el de la realidad cultural. Estos mundos están relacionados, donde cada una condiciona e influye en los otros dos. El mundo uno sería el mundo objetivo del que habla Harari y los mundo dos y tres serían los relativos a la realidad de ficciones.
Harari entiende que hoy en día vivimos en un mundo donde hay ficciones globales. Vivimos en un mundo global debido a las comunicaciones y si la colaboración requiere de la comunicación, la colaboración en muchos aspectos es hoy global. Hoy más que nunca el mundo material u objetivo está muy condicionado e influenciado por el homo sapiens, y esto es debido a la presión del mundo de ficciones que cada vez ha ido cobrando más peso que el mundo objetivo. Hoy la colaboración de los seres humanos se ha vuelto amplia en grado sumo debido a la globalización, y esto hace que el mundo material y objetivo este ahogándose. Podemos aquí citar a Nietzsche pudiendo preguntar ¿será el mundo de ficciones de la globalización la que genera la gregaria voluntad de verdad más nihilista? ¿Estamos ante el umbral del ocaso de la cultural occidental? Hoy es la era del colaboracionismo de ficciones más numeroso. ¿Sigue estando la solución en el advenimiento del "más allá del hombre" que reclama la individualidad frente al colaboracionismo gregario? ¿Hay una fuerza o ley ciega que lleva al homo sapiens a su propia destrucción que es la otra cara, parece ser, del colaboracionismo?


Comentarios

Entradas populares de este blog

1. EL PUNCTUM Y LA FILOSOFÍA

DEL AMOR Y LA GRAVEDAD RELATIVA (O DE LAS ATADURAS RELATIVAS DEL UNIVERSO)

LA EXPANSIÓN DEL UNIVERSO Y LA BELLEZA