DE LAS DUDAS CARTESIANAS, QUE SON NUESTRAS DUDAS... (Final)


Pero Descartes se traiciona a sí mismo, en el momento que encuentra algo evidente, parece que se viene arriba, y su razón empieza a procesar y deducir, en relación con esa primera verdad, y de manera vertiginosa y a borbollones, supuestas ideas innatas que tienen la misma entidad que la primera verdad axiomática, a saber, la evidencia. En este caso las ideas tienen la entidad de haber sido analizadas y sintetizadas o deducidas de manera clara y evidente de aquella primera verdad.
Parece como si hubiera olvidado de los escrúpulos que le llevó su análisis metódico de los muchos conocimientos que siempre suponemos.
La decepción de los alumnos fue desmoralizante llevando a la susodicha moral a una ínfima altura respecto al suelo. "Pero, si se está sacando otra vez todo de la manga". Y efectivamente, tenían razón, como si un prestidigitador se tratara, Descartes solo había cambiado de mano la moneda pero siempre la conservó.
No pude por menos de avisarles de que Descartes nunca fue un escéptico realmente, que sus dudas venían de la ligereza con que los seres humanos trabajaban con sus capacidades malutilizando o infrautilizando lo que mejor estaba repartido entre los hombres, el buen sentido o la razón. Sólo pide que hay que ser metódicos, firmes en el uso de nuestra razón, los frutos vendrán si somos rigurosos.
Pero el verdadero problema es que en las siguientes clases se iban a encontrar a un verdadero escéptico que no les daría un Norte con sus respuestas a sus impelentes preguntas.
Pero eso será otra historia...

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