DE LAS IMPRESIONES QUE DEVIENEN IDEAS...

Aquel iba ser el comienzo de un buen encuentro filosófico...
La situación era la de pleno proceso de introducción de un nuevo autor de la Historia de la Filosofía, y fue cuando se me vino a la memoria un escrito que hablaba de la emoción vivo y fuerte de una impresionante presencia de una mujer. Aquel escrito de un joven enamorado, sin duda, rezaba así: "El enamoramiento es la impresión de nuestros pies en la arena de una playa. Lo que viene después, es que estas primeras impresiones son borradas por las olas del mar, y lo son poco a poco. El enamoramiento es fuerte y vivaz, y se va convirtiendo en algo más débil que puede alimentarse de las impresiones recordadas como cuando queremos sobreimprimir de nuevo el pie en una tal huella que se borra. Si no se hace esto, acabarán siendo borradas del todo. El amor o se alimenta de nuevas impresiones o no vive más que de las ideas o recuerdos de las impresiones, de las huellas recordadas o retocadas de nuevo por nuestros pies. Si no hay nada que impresione en el presente, se vive más de lo ideal o de lo que la imaginación hace de aquellas huellas casi borradas".
Empece la introducción de David Hume con la diferencia entre impresiones e ideas haciendo uso del símil de las huellas en la playa y todo lo que suponía aquello. Para Hume todo eran callejones sin salida. No podemos conocer la sustancia, la causalidad, el alma o a Dios por una sencilla razón, son las respuestas que a nuestras preguntas hacemos. Si pensamos en lo que no conocemos, si ponemos palabras a lo que no conocemos, eso no quiere decir que ese modo de explicitar mental, sonoro o escrito, sea la solución a nuestras preguntas. Sólo hay momentos, impresiones o ideas, pensamientos o contenidos presentes o pasados. El presente pasa con celeridad al pasado y eso nos hace pensar en el futuro. Otra cosa es pensar que hay una continuidad en los granos de arena que caen en el reloj.
El alumno de continua sonrisa, y de gafa de pasta oscura, dijo que aquel filósofo le estaba gustando, que era el primero de todos ellos que verdaderamente le gustaba. Solo pensé que iba por el buen o mal camino de la filosofía, y le dije que Hume era el primero de todos los filósofos que verdaderamente era fiel a lo que yo entendía por filosofía. Hume no daba respuestas, sólo nos mostraba cómo éramos capaz de darlas. Pero el dar respuestas no significa que las tengamos.
Y la historia no quedó en esto...