¿QUÉ HAY DETRÁS DE LAS MASCARILLAS?

Nuevo curso, nuevo centro. Igual que siempre, pero con mascarillas. No conozco a nadie, no he visto sus rostros. No los veré, solo furtivamente cuando beban agua o coman una fruta en el recreo. No veré sus expresiones en las numerosas conversaciones que tendrán lugar. Leerlas en los ojos sin el resto del rostro me hará muy difícil entender algo. Y no espero nada distinto respecto a aquellos con los que pasaré la mayor parte del tiempo, mis alumnos de este curso.
Al final de la presentación con alguno de los grupos de este año no pude por menos de expresar el máximo pesar de este curso atípico: "Tal vez este curso, no nos veamos las caras." Ésta expresión es la más paradigmática paradoja que jamás se hubiera podido dar en la enseñanza.
Todavía no puedo decir que los haya conocido. Les conoceré por sus obras.
El último trimestre del curso pasado fue virtual, pero como de casi dos trimestres presenciales. Uno conocía a los alumnos.
Este curso es presencial, pero aunque la presencialidad del mismo sea completa, uno lo vivirá como algo virtual, los rostros de alumnos o compañeros quizás no serán presenciales, y me será muy difícil llegar a su esencia. Cuanto menos el camino será nuevo, y sin duda, más largo.

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